Adela Speratti

Cordillera

Adela nació en la localidad de Barrero Grande -actualmente ciudad de Eusebio Ayala- departamento de Cordillera, en 1865. Fue una reconocida educadora y una de las fundadoras de la Escuela Normal de Maestras de Paraguay. Entre 1870 y 1872, su madre emigró a la Argentina, primero a Corrientes y luego a Buenos Aires, llevándose a sus hijas. Allí cursó sus primeros años escolares, junto con su hermana Celsa.

En 1882 se trasladaron a Concepción del Uruguay, entonces sede intelectual y cultural de la provincia argentina de Entre Ríos. Adela inició su educación en la Escuela Normal de Concepción del Uruguay, reconocida institución donde se formaron numerosos educadores protagonistas de la educación en América del Sur. En este establecimiento, Adela realizó el curso normal del magisterio y al mismo tiempo su práctica docente, donde destacó rápidamente por su dedicación y sus altas calificaciones. Egresó en 1885, obteniendo con notas sobresalientes el título de maestra normal, y en 1886 se acopló al plantel docente de la mencionada institución. Además, fue nombrada Secretaria-contadora del curso Normal, y un año después bibliotecaria.

Entre 1889 y 1890, Adela se trasladó junto a Celsa a la ciudad de Goya, Corrientes, para continuar su labor docente. Pero su estancia fue breve, porque en 1890 fue convocada a sumarse al “proceso de reconstrucción nacional” de Paraguay, donde iniciaron y desarrollaron una fructífera labor en el aspecto educativo y social. En febrero fueron contratadas por resolución del Consejo Superior de Educación para trabajar en la Escuela Graduada de Niñas (más adelante Escuela de Preceptoras), donde Adela fue nombrada como la primera directora de la institución.

La historiadora Mary Monte de López Moreira cuenta “entre las múltiples realizaciones del maestro Riera, la de mayor importancia y de preferente prioridad fue, sin lugar a dudas, el establecimiento de la Escuela Graduada, llamada a servir de cimiento a la futura Escuela Normal. En atención a su propuesta, el Consejo Superior de Educación Decretó su creación para inicios de 1889. El personal de la institución debía estar integrado por: una directora, que recibía un salario de 120 pesos fuertes; una vicedirectora con 100 pesos fuertes; y dos profesoras, cuyas rentas oscilarían entre 85 y 90 pesos fuertes, honorarios no acordes con los vigentes en las escuelas argentinas. Sin embargo, en la práctica, el cumplimiento de la resolución precitada se vio retrasado por la carencia de docentes competentes e idóneos. Varios meses después, llegó a conocimiento del superintendente Riera la afamada tarea docente desplegada por las hermanas Speratti en Corrientes. Como no había cejado en su empeño de crear instituciones que optimizaran la formación de maestros, abrigó la esperanza de que las compatriotas pudieran incorporarse al quehacer educativo nacional».

El Paraguay de los 1900 acaba de salir de la Guerra de la Triple Alianza (1865-1870) con el 80% de la población devastada, quedando una mayoría de niñas, niños y mujeres. En esta realidad, las mujeres paraguayas cumplirían un papel fundamental primeramente en la instrucción de las niñas, y luego en la formación de un magisterio necesario para la reconstrucción del país. En este contexto, se fundó en 1896 la Escuela Normal de Maestras, donde Adela asumió como directora.

La Escuela Normal fue un paso crucial a la educación superior de las mujeres: de aquí saldrían figuras como Serafina Dávalos, Isabel Llamosas, María Felicidad González, Élida Ugarriza, entre otras. Las normalistas desempeñarían papeles relevantes en la organización de las mujeres y en la reivindicación de sus derechos.

La historiadora Ana Barreto, en su libro Voces de Mujeres en la Historia del Paraguay, expone que las mujeres educadoras también lucharon por sus derechos, una prueba de que el magisterio había despertado la conciencia organizativa y de reivindicación. En 1898, las hermanas Speratti lideraron una movilización ante la decisión del Superintendente de Instrucción Publica Enrique Solano López de suprimir cuatro escuelas primarias para dar lugar a dos escuelas graduadas. Ante esta medida, las hermanas Speratti renunciaron, motivando a otras maestras y estudiantes a movilizarse y a defender sus derechos.

La crónica del diario La Democracia del 16 de abril de 1898 señala que: “Esta mañana a iniciativa de varias distinguidas damas de nuestra sociedad, se reunieron en la plaza Independencia casi todas las alumnas de la Escuela Graduada. El objeto de la reunión era presentarse ante el presidente de la República para pedirle no se aceptara la renuncia que de sus cargos habían hecho las señoritas Adela y Celsa Speratti, directora y vicedirectora del establecimiento. A más de las alumnas de dicha escuela, reuniéronse en la plaza muchas señoritas de la alta sociedad asuncena, exdiscípulas de las renunciantes y gran número de señoras, dirigiéndose todas a las 8.00 al Palacio, donde fueron recibidas por el general Egusquiza en el gran salón presidencial. El presidente prometió a las familias y niñas que todo se arreglaría de modo que las señoritas Speratti continuaran en sus puestos. Concluida la presentación, las manifestantes, permítasenos llamarlas así, volvieron a la plaza Independencia de donde fueron hasta la Escuela Graduada.”

A pesar de las limitaciones, el magisterio aportó un sistema de valores y normas que significó oportunidades para ciertas mujeres, al mismo tiempo, un espacio de solidaridad entre mujeres, educadoras y educandas. Sin dudas, el aporte de Adela fue trascendental en la construcción de sus bases.

Adela falleció el 8 de noviembre de 1902, a la edad de 37 años.

Redacción: Lizandra Rolón

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