Fue diputada entre 1967 y 1977, encabezando uno de los frentes de resistencia ante el régimen stronista. Aunque aún hoy es cuestionada la participación de los liberales en el gobierno del Gral. Stroessner, tampoco puede desestimarse el hecho que, al inicio de sus funciones parlamentarias, Doña Coca fue el rostro visible de la Comisión de Defensa de los Derechos Humanos.

Su vínculo de estímulo político para mujeres quedó marcado cuando en 1975 presentó ante la Cámara, el proyecto de Ley para la conmemoración del Día de la Mujer Paraguaya. Trabajando de cerca con las historiadoras de la Academia Paraguaya de la Historia, aunque la propuesta estaba enmarcada en la celebración de la entrega de joyas de 1867, Doña Coca resaltó la participación pública de las mujeres en las asambleas populares (como la del 24 de febrero de 1867, que es hoy considerada la primera asamblea de mujeres de Latinoamérica) y el pedido del reconocimiento como “conciudadanas” que se instaló en Asunción aquel febrero, en plena Guerra contra la Triple Alianza

Una vez derrocada la dictadura de Alfredo Stroessner, doña Coca fue electa Senadora por el PLRA entre los años 1989 y 1993. En su carácter de Presidenta de la Comisión de Derechos Humanos del Senado, en 1992 intervino y clausuró el Departamento de Asuntos Técnicos del Ministerio del Interior, un centro de detención ilegal y torturas. Ese mismo año fue honrada por la Naciones Unidas por sus contribuciones a los Derechos Humanos, al igual que su marido, quien luchó junto a ella durante la dictadura. Entre sus logros como parlamentaria se encuentran la promulgación de leyes para la igualdad de remuneración de hombres y mujeres y los derechos de la maternidad.

Carmen falleció el 8 de mayo de 1993 en la ciudad de Asunción, dejando un invaluable legado de lucha política, participación y defensa de la democracia.