El relato del pasado, ese al que acostumbramos a llamar “historia oficial”, tan lleno de héroes de temple de acero y de épicas batallas no ha sido, sin embargo, justo con todas las personas que vivieron ese ayer y las personas del hoy que “leen” ese Paraguay. A esta “historia” le ha faltado (y es algo que se está haciendo actualmente) recuperar otros y otras protagonistas y las acciones en que su participación se vio envuelta: la lucha campesina, la estudiantil, la indígena y de las mujeres. El pasado que hemos leído y aprendido, ha ocultado muchas pequeñas y grandes historias y ha impuesto “su” verdad, una verdad acomodada a gobiernos y a circunstancias, ignorando, ocultando todos los esfuerzos que fueron llevados adelante en nombre, y anhelo de libertad, de justicia y de igualdad. Una “otra historia”, específicamente la de esa mitad de la sociedad: de las mujeres, no aparece en la historia oficial y más que con algunas biografías y hechos históricos que, en lugar de representarlas, responden a perfiles ideales que buscan legitimar el modelo patriarcal: madres, esposas, amantes e hijas abnegadas, sacrificadas y leales que sólo son visibles o conmemoradas en tanto su actuar sea consonante a los “valores patrióticos” que dicta la historia oficial. Que esta “otra historia”, una “propia historia” sea escrita desde la mirada de las mujeres y para las mujeres es definitivamente, una necesidad, no sólo para leer el pasado, sino para entender y transformar este presente, ciertamente cruzado por ausencias y desigualdades, pero que no deja de ser un escenario con el que anhelar un futuro esperanzador.
La producción teórica de mujeres intelectuales, como la pionera tesis “Humanismo” (1907) de la abogada Serafina Dávalos y la tesis “El feminismo, la causa de la mujer en Paraguay” (1925) de la abogada Virginia Corvalán, nos han facilitado el conocimiento, coyuntura y marco teórico para el análisis del desarrollo histórico de las propuestas feministas que se dieron en el Paraguay a inicios del siglo XX. En ambas es manifiesto el énfasis de la urgente necesidad de transformación de la condición jurídica y social de la mujer como principal planteamiento político, y no sólo en el orden en tanto diagnóstico de la situación, análisis de roles, reivindicaciones laborales-profesionales y exigencias de derechos, sino que las mismas fueron además, expresiones de un movimiento mucho mayor -y solidario- entre mujeres, debatiendo primero a nivel regional (Primer Congreso Femenino Internacional de Buenos Aires, 1910) e internacional (Conferencia Panamericana de Mujeres, Baltimore 1922) y creando lazos y redes de pensamiento crítico y acciones e incidencia en el espacio público.
La invisibilización, la negación o la falta de conocimiento de la existencia de estas tesis y otros escritos, silenció y echó un velo sobre las evidencias de la resistencia y los aportes de las mujeres. No en vano la escritora, española de nacimiento y paraguaya por adopción, Josefina Plá consideró, años después, el olvido de la vida y obra de Serafina como “un crimen de lesa patria”, por el valor que su pensamiento y obra representaba para la historia y la cultura del Paraguay.
Este “olvido” o destierro de los aportes de estas intelectuales paraguayas y feministas, contribuyó -por décadas- a la desarticulación de la lucha de las mujeres como sujetos sociales y políticos, como componentes activos de la sociedad. Sin esa “otra historia” las paraguayas quedaron sin referentes, sin un pasado vinculante; como huérfanas de una tradición sociopolítica, sin modelos reales y simbólicos, más que el perfil funcional del “deber ser”.
Las hazañas en las batallas tanto como lo destacado en la vida política de los varones, entendidos como protagonistas únicos ha sido, sobre todo en los últimos cien años, dominante en la historiografía paraguaya. Incluso lo civil ha cedido lugar al sitial castrense desde el ascenso de gobiernos militares en 1936. Al de los héroes de uniforme verdeolivo, medallas o muerte gloriosa, sus nombres no son desconocidos para generaciones de paraguayos y paraguayas, se repiten constantemente en las nomenclaturas de las calles, de las plazas, de los nombres de las escuelas.
El de las mujeres en cambio es siempre el de un colectivo “las residentas”, “las enfermeras”, “las madrinas”, “las maestras”. La “gloriosa mujer paraguaya” es generalmente anónima. Si la historia oficial recuerda alguna con nombre y apellido, es por el vínculo afectivo con uno de los grandes y destacados varones de la historia: es la amante, o su esposa, o su madre, o la hija, o la hermana; todas perfiladas en la sumisión, abnegación, sacrificio y sobre todo, lealtad incondicional.
Las dictaduras, sobre todo la del General Stroessner (1954-1989) no hizo sino ampliar y afianzar esos perfiles. Fueron en los años finales de la década de los 80 e inicios de los 90 que comenzó a reconstruirse esa “otra historia” olvidada de Paraguay, con una nueva mirada y con rigurosidad; la reorganización de mujeres en colectivos feministas, hicieron posible el rescate de libros, folletos, crónicas, discursos, artículos, manifestaciones, acciones públicas de mujeres ciertamente, pero también de varones en búsqueda de derechos e igualdades. Un nuevo examen del pasado que tuviera respuestas para ese presente.
En este sentido, consideramos como dos fechas especialmente significativas y fundantes para una historia de las mujeres en el Paraguay: 6 de septiembre de 1954, con la promulgación de la Ley 236 de los Derechos Civiles de la Mujer y el 3 de julio de 1961 el reconocimiento pleno de los Derechos Políticos de la Mujer en la Ley 704. En ambas, existió un camino de décadas de intenso activismo por la igualdad política, el derecho al voto a las mujeres. La ansiada ciudadanía.
Esta galería social y política, impulsada en el marco del proyecto Sumamos Mujeres ejecutado por Kuña Róga con el apoyo de AIETI y AECID, busca rescatar la vida y el perfil de las mujeres, que ya sea desde su militancia partidaria, su activismo ciudadano, su aporte a la educación y la cultura o el uso de sus voces para luchar por causas justas, han sido determinantes para el fortalecimiento de la democracia en el Paraguay y han abierto camino para las mujeres que vinieron después. Con el objetivo de que la Galería continúe creciendo, llevamos adelante el proyecto «Kuña Mandu’a» con CAF – Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe y el Ministerio de la Mujer, con el apoyo de la Oficina de la Primera Dama, para sumar más mujeres a este rescate histórico.
Hemos trabajado arduamente en la búsqueda de estas historias, individuales y colectivas, para hacer de ellas parte fundamental de esta galería virtual, la que esperamos sea fuente de información e inspiración para todas las personas que la visiten.
Redacción: Isolina Centeno y Ana Barreto
Fuentes:
- Alquimistas. Documentos para otra historia de las mujeres. Line Bareiro, Clyde Soto, Mary Monte. Centro de Documentación y Estudio (CDE). Asunción 1993.
- Biblioteca y Archivo Central del Congreso de la Nación. Sección Leyes Paraguayas. 1954. Ley 236 Derechos Civiles de la Mujer.
- Biblioteca y Archivo Central del Congreso de la Nación. Sección Leyes Paraguayas. 1961. Ley 704 Derechos Políticos de la Mujer.
- Mujeres que Hicieron Historia en el Paraguay. Ana Barreto Valinotti. Ministerio de la Mujer/Ateno Lidia Guanes/Servilibro. Asunción. 2011.
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