Mechenga Salgueiro
Ñeembucú
Emma Mercedes Salgueiro Muñoz, más conocida como “Mechenga” nació en Pilar, departamento de Ñeembucú, el 24 de septiembre de 1934. A los 22 años se casó en la ciudad de Encarnación y con su esposo Gilberto Silvero Basile formó parte de la Acción Católica, donde se desempeñó como presidenta del grupo de mujeres, obteniendo un amplio reconocimiento en la ciudad por su labor.
En 1973 se mudó a Asunción, siendo electa como presidenta de la Asociación de Ex Alumnas de la Providencia, época en que dicho colegio cumplió 100 años de su fundación (1982). Junto con la comisión directiva de la asociación, logró recopilar toda la historia de las mujeres que pasaron por el colegio.
En 1984, con 49 años, enviudó y tuvo que afrontar la dirección de la casa y del cuidado de sus hijas e hijos, incluyendo dos menores, motivo por el cual decidió dar un giro a su vida, que hasta ese momento era el tradicional, es decir, el de ser esposa, ama de casa y madre. En 1986, se propuso volver a estudiar y buscar nuevos ingresos económicos, es así que se dedicó a la carrera de Bellas Artes.
A finales de los 80, el clima de tensión creado por la situación de injusticia y violación a los Derechos Humanos, motivó la conformación de MUJERES POR LA DEMOCRACIA (MxD) en 1986, donde Mechenga fue socia fundadora, Secretaria General e integrante del consejo de Administración. MxD jugó un rol importante para deslegitimar la dictadura. En ese espacio, Mechenga también contribuyó con su trabajo para fortalecer la participación de la sociedad civil, con énfasis en las mujeres en el proceso democrático a través de la educación popular, mediante la ejecución de varios proyectos dirigidos a mujeres en situación de vulnerabilidad socio económica y de violencia doméstica.
Como Educadora Popular, trabajó por el empoderamiento de las mujeres campesinas e indígenas, instruyéndolas sobre la defensa y la lucha por sus derechos. También formó parte de la fundación y de la Coordinación de Mujeres del Paraguay (CMP) de 1987 hasta 2005, aproximadamente.
En el año 1991 cuando la población paraguaya eligió por primera vez a sus representantes municipales, contribuyó para que MxD pusiera a disposición del representante elegido de la ciudad de Asunción; una agenda, con los problemas, las demandas y propuestas de la comunidad. Lo mismo hizo en la ciudad de Coronel Oviedo. Viajó por numerosos países representado a MxD, participando de cursos, seminarios y talleres, sobre Derechos Humanos, mujer y género, entre lo que se destaca su participación en la Conferencia Mundial de la Mujer de Naciones Unidas en Beijing en 1995.
Durante más de dos décadas, desde el ´90 hasta la década del 2000, Mechenga trabajó en alianza con mujeres y gobiernos locales en el Departamento Central, San Pedro y Ñeembucú. También contribuyó apoyando a organizaciones de Mujeres de las Municipalidades del área Metropolitana, presentando propuestas y demandas para los representantes del Gobierno Municipal de algunas ciudades como: Fernando de la Mora, San Lorenzo, Luque, y la ciudad de Villa Hayes. En 2002, transcendió el área metropolitana porque estuvo también en Guairá y otros departamentos, donde trabajó con mujeres de diferentes municipalidades en la elaboración de una agenda de trabajo que fue presentada al representante del Gobierno Departamental.
Fue una activa militante de la Coordinación de Mujeres del Paraguay (CMP) participando de los talleres para la reforma de los Códigos Civil, Penal, Laboral y Electoral, en la elaboración de la Ley 1600/2000, así como en la elaboración de las propuestas de las agendas de mujeres presentadas a los candidatos presidenciales en los periodos electorales del 1993, 1998 y 2003. En 2005, participó en los Encuentros Feministas del Paraguay, propiciados por el movimiento feminista paraguayo.
Falleció a los 83 años, rodeada de sus hijas, hijos, nietas y nietos.
La experiencia que Mercedes Salgueiro adquirió dentro de su militancia en Mujeres por la Democracia no es un resultado individual, sino colectivo. La realidad de las mujeres, la violación constante a sus derechos humanos, la violencia de género y la del propio Estado, las movilizó a una dimensión de ciudadanía más activa y comprometida con sus pares. Atravesaron obstáculos y barreras de una sociedad patriarcal que no aceptaba la inclusión de las mujeres en los espacios de decisión, así como de los gobernantes que no entendían sobre la igualdad de mujeres y hombres relégandolas a espacios o cargos residuales que las invisibilizaban aún más, así como la falta de un plan de educación inclusiva donde las niñas y mujeres pudieran acceder a una educación con igualdad.
Redacción: Teresita Silvero y Marcella Zub
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