Mujeres en las elecciones: desafíos y esperanzas
“La más gloriosa de América”. La referencia del sumo pontífice Francisco I condensa o reúne las narraciones que históricamente se han hechos sobre las mujeres paraguayas desde distintas disciplinas, identificando al país como “el país de las mujeres”. Esta expresión es utilizada con frecuencia para exaltar a las mujeres, sin embargo, por lo general está vaciada de contenido y principalmente, de derechos.
Según el último mapa de mujeres en la política de la Unión Interparlamentaria de Mujeres (2023), Paraguay ocupa el lugar 123 de un total de 186 países, estando muy por debajo de la media de la región de América Latina. En estas elecciones las candidaturas de mujeres se mantienen bajas y tendrán que hacer un duro esfuerzo este domingo para lograr sus bancas.
Candidatura – TITULARES | Número y % de Mujeres | Número y % de hombres |
Presidencia | 1 (7,6%) | 12 (92,4%) |
Vicepresidencia | 6 (46%) | 7 (54%) |
Gobernación | 15 (13%) | 98 (87%) |
Cámara de Senadores | 223 (28%) | 587 (72%) |
Cámara de Diputados | 276 (26%) | 778 (74%) |
Junta Departamental | 826 (30%) | 1922 (70%) |
Total general | 1347 (28,3%) | 3404 (70,7%) |
Fuente: Elaboración propia en base a datos del TSJE.
Si bien los cargos de la chapa presidencial que incluye Presidencia y Vicepresidencia se votan juntos, a los efectos de análisis se ha decidido separarlas, pues como se observa en la vicepresidencia el porcentaje de mujeres casi llega a la paridad: de las 13 chapas presidenciales, 7 tienen como candidata a una mujer. No así en la presidencia, donde sólo hay una candidata del Partido Socialista Democrático Herederos (PSDH). Si bien antes hubo chapas presidenciales encabezadas por mujeres, es la primera vez que se observa una presencia importante de mujeres en la conformación de la dupla presidencial, y aunque la vicepresidencia no tenga el peso político y social de una presidencia, la sola presencia de éstas abre paso a otras que vendrán.
Para la Gobernación, un cargo de máxima importancia para la descentralización y en donde actualmente no hay ninguna mujer electa en los 17 departamentos, el porcentaje de candidaturas es apenas del 13%, es decir 15 mujeres candidatas frente a 98 hombres. De estas 15 candidatas, sólo 3 pertenecen a partidos tradicionales (2 de la ANR y 1 de la Concertación) es decir, que podrían tener más chances de resultar electas.
En el Congreso, tanto en la Cámara de Senadores como Diputados el porcentaje de mujeres candidatas titulares es en promedio del 27%. Sólo 2 de las 18 listas al Senado están encabezadas por mujeres y apenas un 15% de mujeres se encuentra en los primeros 5 lugares de las listas a la Cámara Alta y 21% en los primeros 10 lugares de las listas. En la Cámara de Diputados, más de la mitad de las candidatas está en los primeros 5 lugares; sin embargo, hay que considerar que el número de bancas en disputa en cada departamento es relativamente bajo: sólo Central tiene 20 bancas, mientras que otros departamentos como Boquerón o Alto Paraguay cuentan con apenas 1 banca en disputa.
Existe una falsa idea de que la ubicación en la lista no importa y que en cualquier número es posible subir o ascender para lograr un escaño, lograr esto es muy difícil, más aún cuando las listas son resultado de una interna partidaria altamente competitiva como lo fue en la ANR y del PLRA (Alianza Senadores por la Patria). Igualmente, se necesitan muchos recursos económicos, apoyos de líderes políticos, sociales y comunitarios, visibilización en medios de comunicación, equipos de trabajo el día de las elecciones que permitan movilizar gente y también cuidar los votos en las mesas. La “estructura” en esta recta final es fundamental para lograr un escaño en cualquiera de las Cámaras, sin olvidar el sistema de prebenda de votos que está carcomiendo la política y a las y los políticos, así como la desmotivación del electorado y una campaña insulsa con poco debate de ideas y programas.
En este contexto, si las mujeres no están o están subrepresentadas en términos numéricos dentro de las listas, si tienen poca visibilidad en las campañas, si cuentan con pequeños equipos de trabajo y si muchas están restringidas o limitadas a buscar votos en “territorios” de otros candidatos/as, la elección se vuelve cada vez más difícil. La violencia contra las mujeres en política por razones de género es aún un tema poco estudiado y visibilizado, naturalizado dentro del ámbito político y con altos costos para las mujeres que “se animan” a desafiar o denunciar. Urgen mecanismos efectivos para mejorar el sistema electoral, entre ellos, la ley de paridad, que permitirá contar con una mayor oferta electoral de mujeres y no es sólo una cuestión de números, es una cuestión de derechos. Este es un tema esencial para avanzar en la igualdad de género y en la cultura democrática, para incidir en políticas públicas de igualdad e incorporar nuevas demandas, nuevas voces y nuevas perspectivas en los movimientos y partidos políticos, en las leyes y en la realidad y en la vida de las personas.
Por último, en esta nueva etapa parlamentaria es fundamental que las mujeres tomen conciencia sobre sus realidades y que se fortalezcan como sujetos sobre las enormes y complejas barreras que enfrentan. Solo así las mujeres podrán construir un “nosotras” como colectivo que permita avanzar hacia nuevas estrategias que generen una unidad política para afrontar las estructuras de poder que las violentan, excluyen y separan.
Marcella Zub Centeno
Coordinadora del Proyecto “Sumamos Derechos, Sumamos Igualdad”
Kuña Róga